A día de hoy, en España, hacer una diferenciación entre ideología política y educación política puede resultar bastante complicado, a pesar de que sean dos conceptos sumamente básicos y radicalmente distintos. También resulta decepcionante el tener que destacar los ejemplos de gente políticamente educada, que brillan entre una masa de mamarrachos faltos de atención y/o protagonismo.
Entre los segundos, en un país como España, desgraciadamente los vemos a patadas, aunque a lo largo de las últimas semanas han ido multiplicándose por motivos que desconocemos. Serán las hormonas electoralistas, digo yo. La cuestión es que a mí, como español que paga sus impuestos, me da una mijita de vergüenza que los representantes de Izquierda Unida planten al Rey como hicieron recientemente en el Parlamento Europeo, dejando allí toda la parafernalia republicana y tal. Yo ni siquiera soy monárquico, pero irte en medio del discurso de un invitado de tal relevancia... pues no queda en exceso estético.
Otros casos los pudimos vislumbrar en el día de ayer, en el que se celebró el Día de la Hispanidad. Lo de Willy Toledo es un caso absolutamente perdido, por lo que creo que tampoco merece la pena relatarlo en estas líneas. Sin embargo, gente como la desahuciada Colau o el carnavalero anarquista no pueden poner las chorradas que emitieron ayer vía Twitter, hablando de genocidio y no se qué cosa más. Que sí, que tú puedes sentirte todo lo poco español que quieras, faltaría más. Pero siendo un representante público, al que pagamos todos, me parece vergonzosa la existencia de esas conductas. O los plantones de los nacionalistas vascos, navarros y catalanes al desfile, lo cual, a día de hoy, tampoco es que sorprenda.
¿Modelos positivos de educación política? Pues, aunque son escasos, aún perviven. Porque estoy seguro de que más de un representante del PSOE de los que estuvieron ayer en el desfile militar, o de los del Parlamento Europeo, son profundamente republicanos. Y sin embargo, saludan tan normales al Rey, acuden a los actos oficiales y escuchan cuando les toca. Y otro caso, el de Manuela Carmena; a pesar de levantarse con algo de retraso en el desfile (probablemente por despiste, tampoco hay que ser malpensado), acudió como alcaldesa, y mostró el respeto que se le exigía. Circunstancia que contrasta con la escasez de altura política de sus compañeros de fatigas.
Olviden colores políticos, y dejen aparte cualquier ideología. Porque, personalmente, pienso que el saber estar y el buen comportamiento están por encima de cualquier corriente de pensamiento. Y unos saben demostrarlo, y otros muchos, aún se encuentran en niveles pueriles de evolución política. Cuestión de educación, que dicen.
¡¡Un saludo!!
@josearquer95
No hay comentarios:
Publicar un comentario